Las prestaciones de un Porsche 911 turbo por la mitad de dinero. Ese fue uno de los eslóganes que la prensa especializada escogió para definir al Nissan GT-R. Y, ciertamente, así era, pues con un motor 3.8 V6 biturbo de 480 CV (la potencia creció hasta 485 CV apenas 6 meses después de su lanzamiento), podía acelerar de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos y alcanzar 310 km/h. Tracción total, cambio automático de doble embrague y un completo equipamiento se sumaban al conjunto. Todo ello por la increíble cifra de 79.900 euros.
Conocido internamente como R35, el GT-R es el heredero de la saga Nissan Skyline y, en concreto, de los Skyline GT-R, uno de los deportivos japoneses más laureados del mundo. El Skyline nació en 1957 y fue descatalogado en 2007 con el fin de la producción de la generación R34. Ningún Skyline fue comercializado en Europa, pero el GT-R de 2008 fue diseñado como un modelo global para todo el planeta.
Y puso en jaque a los mejores superdeportivos europeos con unas prestaciones brutales y un gran despliegue tecnológico. En este último aspecto destaca la disposición transaxle, con el motor colocado en la parte delantera y la caja de cambio en el eje trasero para favorecer el reparto de pesos, o la sofisticada tracción total ATTESA E-TS capaz de derivar hasta el 50% del par al eje delantero. Los amortiguadores adaptativos son obra de Bilstein, los frenos van firmados por Brembo, y Borg Warner se encargó de fabricar la caja de cambio, que cuenta con tres modos de funcionamiento. Además, los controles de tracción y estabilidad eran desconectables.
El primer GT-R fue un producto tan excepcional que hoy en día se sigue vendiendo con pocos cambios, aunque sí paulatinas evoluciones en refinamiento, calidad de materiales y rendimiento del motor V6: en 2010, su potencia se incrementó hasta 530 CV; en 2012, ya iba por 550 CV; y en 2016, alcanzó 570 CV. La versión inicial es la correcta si quieres un superdeportivo barato, aunque es la menos refinada y consume muchísimo: la cifra oficial es 12,2 l/100 km, pero en conducción deportiva el GT-R necesita cantidades absurdas de combustible, tanto que su autonomía a ritmo elevado supera por poco los 200 km.
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