jueves, 24 de enero de 2019

NISSAN GTR




















Las prestaciones de un Porsche 911 turbo por la mitad de dinero. Ese fue uno de los eslóganes que la prensa especializada escogió para definir al Nissan GT-R. Y, ciertamente, así era, pues con un motor 3.8 V6 biturbo de 480 CV (la potencia creció hasta 485 CV apenas 6 meses después de su lanzamiento), podía acelerar de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos y alcanzar 310 km/h. Tracción total, cambio automático de doble embrague y un completo equipamiento se sumaban al conjunto. Todo ello por la increíble cifra de 79.900 euros.


Conocido internamente como R35, el GT-R es el heredero de la saga Nissan Skyline y, en concreto, de los Skyline GT-R, uno de los deportivos japoneses más laureados del mundo. El Skyline nació en 1957 y fue descatalogado en 2007 con el fin de la producción de la generación R34. Ningún Skyline fue comercializado en Europa, pero el GT-R de 2008 fue diseñado como un modelo global para todo el planeta.


Y puso en jaque a los mejores superdeportivos europeos con unas prestaciones brutales y un gran despliegue tecnológico. En este último aspecto destaca la disposición transaxle, con el motor colocado en la parte delantera y la caja de cambio en el eje trasero para favorecer el reparto de pesos, o la sofisticada tracción total ATTESA E-TS capaz de derivar hasta el 50% del par al eje delantero. Los amortiguadores adaptativos son obra de Bilstein, los frenos van firmados por Brembo, y Borg Warner se encargó de fabricar la caja de cambio, que cuenta con tres modos de funcionamiento. Además, los controles de tracción y estabilidad eran desconectables.


El primer GT-R fue un producto tan excepcional que hoy en día se sigue vendiendo con pocos cambios, aunque sí paulatinas evoluciones en refinamiento, calidad de materiales y rendimiento del motor V6: en 2010, su potencia se incrementó hasta 530 CV; en 2012, ya iba por 550 CV; y en 2016, alcanzó 570 CV. La versión inicial es la correcta si quieres un superdeportivo barato, aunque es la menos refinada y consume muchísimo: la cifra oficial es 12,2 l/100 km, pero en conducción deportiva el GT-R necesita cantidades absurdas de combustible, tanto que su autonomía a ritmo elevado supera por poco los 200 km.

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